martes, diciembre 26, 2006

El pescado crudo se traga mejor de a dos.

Clamó el internet:
El juego de la vida es en realidad un juego de cero jugadores.

Pensó el veraneante:
Ojalá se moviera y me dejara ver el sol.

Dijo el antitusivo:
En pacientes sensibles puede observarse visión borrosa.

Opinaron las voces de mi cabeza: La única diferencia entre el fracaso y el éxito es que la frustración aparejada a este último es, además, aburrida.

El niño, al viajar solo por primera vez: Ochenta, por favor.

Recitó el japonés que se sabía 83.431 decimales del número pi:
3 141 5926
Y como de repente se dio cuenta de que había encontrado lo que buscaba en tamaño largor de cifra, redondeó y preguntó si alguien le facilitaba un cospel telefónico.

2 Comentarios:

Blogger Unknown dijo...

Opinaron las voces en mi cabeza:
el juego de la vida es un fino hilo de la red invisible que nos controla y nos dice como corresponde que sea la vida. tecnología del poder en manos de las compañías jugueteras (otro conflictito para el ¿quien es quien?)

Saltaron escandalizadas las otras voces en mi cabeza:
a la mierda con esos clavos rosas y celestes, y esos autitos llenos de agujeros.

Clamó el internet:
El juego de la vida es el mejor ejemplo de un autómata celular.
Por primera vez la Wikipedia y yo pensamos diferente. Estamos considerando un divorcio.

Filosofó el ansiolítico: Pueden ocurrir reacciones paradojales como irritabilidad, espasticidad muscular, transtornos del sueño, alucinaciones y otros efectos adversos de la conducta.

Cantaron las voces en mi cabeza:
¡en el juego de la vida vos podés triunfar!

Alguien que se sube a un taxi: Ochenta, por favor.
Ahí sí vemos un autómata celular. ¡Tomá Wikipedia tragaleche! ¡en tu cara!

Si mirás al otro lado del japonés vas a ver a una persona dibujando repetidamente un círculo grande con un dedo en el aire. A esto y a nada más que esto se debe que el pobre tipo frenó su proeza de recitado numeral y redondeó, porque en la tele hacen eso. En seguida se dio cuenta de su error, y de que la persona en cuestión estaba jugando al dígalo con mímica. Empezó a gritar ¡Cospel Telefónico, Cospel Telefónico! primero con mucho fervor porque estaba seguro de que estaba en lo correcto, después entre lágrimas porque se dió cuenta de que, no solo no estaban jugando al dígalo con mímica, sino que acababa de olvidarse todo el número pi y que seguía sin entender por qué esta persona continuaba moviendo su mano endemoniadamente en innumerables círculos del infierno.
Nadie sabe. Ni Akira Haraguchi, ni la mismísima persona que hacía los círculos aéreos bajo el efecto paradojal del Alplax.
La vida misma.

2:29 p. m.  
Blogger ariela dijo...

ok ok. dos fes des erratas, entonces:
1. en vez de "clamó el internet" debería haber puesto "wikipedia".
2. A partir de donde dice " y como de repente", léase "Y como de repente algo le hizo acordar al número telefónico de su ex novia, redondeó y preguntó si alguien le facilitaba un cospel telefónico"
Aunque a la luz del tiempo, no luce nada mal tu explicación eh... nada mal

6:10 p. m.  

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