Recuerdo número dos
Espíritu trash, basura, vómito.
Lo digo sin ponerme colorada.
Dalia tenía nombre de flor pero era sólo una fachada. Dalia, con sus seis años y todo, era, en todo caso, carnívora, antropófaga, llena de espinas.
Dalia tenía nombre de mujer, no caben dudas. Ariela tenía nombre de hombre encubierto y tetillas inflamadas.
Dalia era mujer de seis años, mi ecografía era dudosa: remera y pantalón, nada de rosa por favor. ¿Mencioné que Dalia era una flor?
Dalia tenía un sticker entre otros. Rosa, suave, femenino: un zapatito de baile. ¿Mencioné que dejé ballet a los cuatro? Acto reflejo, espejo de una hermana. Mi hermana, que siempre me llevó y llevará tres años de mujer.
El sticker era hermoso, o eso parecía, o eso se decía.
¿Se fijó usted alguna vez en esa forma particular que tienen a veces los niños de hablar?
¿Cómo a veces combinan un seseo a media lengua con los más relamidos sintagmas de adulto? Eso es porque aprendemos copiando. Nacemos lejos de saber.
Por supuesto que no dudé en demostrar mi apasionado interés ante el sticker. Dalia accedió sonriente al trueque y yo llegué feliz con el premio a casa, sin sospechar que un perrito dálmata, una palmera, una flor roja y un huesito, valían tantísimo más que el mugroso zapato. Ella tan llenísima de instinto ventajoso que yo desconocía. Flor de puta, prematuro sementerio.
Pero lo cierto es que ella, de mí, se llevó un poco de peluche engomado, y yo, de ella, la porción más triste del mundo.
Esa es mi dignidad.
Lo digo sin ponerme colorada.
Dalia tenía nombre de flor pero era sólo una fachada. Dalia, con sus seis años y todo, era, en todo caso, carnívora, antropófaga, llena de espinas.
Dalia tenía nombre de mujer, no caben dudas. Ariela tenía nombre de hombre encubierto y tetillas inflamadas.
Dalia era mujer de seis años, mi ecografía era dudosa: remera y pantalón, nada de rosa por favor. ¿Mencioné que Dalia era una flor?
Dalia tenía un sticker entre otros. Rosa, suave, femenino: un zapatito de baile. ¿Mencioné que dejé ballet a los cuatro? Acto reflejo, espejo de una hermana. Mi hermana, que siempre me llevó y llevará tres años de mujer.
El sticker era hermoso, o eso parecía, o eso se decía.
¿Se fijó usted alguna vez en esa forma particular que tienen a veces los niños de hablar?
¿Cómo a veces combinan un seseo a media lengua con los más relamidos sintagmas de adulto? Eso es porque aprendemos copiando. Nacemos lejos de saber.
Por supuesto que no dudé en demostrar mi apasionado interés ante el sticker. Dalia accedió sonriente al trueque y yo llegué feliz con el premio a casa, sin sospechar que un perrito dálmata, una palmera, una flor roja y un huesito, valían tantísimo más que el mugroso zapato. Ella tan llenísima de instinto ventajoso que yo desconocía. Flor de puta, prematuro sementerio.
Pero lo cierto es que ella, de mí, se llevó un poco de peluche engomado, y yo, de ella, la porción más triste del mundo.
Esa es mi dignidad.
5 Comentarios:
A mi me pasó. Un chico me cambío un muñeco de pitufo por mi turrón (claramente salía yo ganando) pero al final del día me dijo que el pitufo el me lo había prestado por el día a cambio del turrón. Me puso presión y ganó.
genial.
ahh las historias de los tiempos en los que un sticker podía afectar los valores morales...
Dalia, flor de atorranta, lindo insulto el de sementerio. Las tetillas inflamadas? de qué estamos hablando?
Absolutamente de pelos. Muy groso, muy grosa. Y concuerdo que lo de sementerio es genial.
ai lalela!
me haces sonreir incluso en los momentos mas aburridos de mi dia cuando decido sentarme
frente a este, el cuadrado de unmonton de luz
y con respecto a todo lo demas...a mi me gustó que nacemos lejos de saber
y con respecto a lo otro, no se, vos sabras.
contáte otra
¿cómo era esa parte de rayuela en la que intenta recordar qué cosas tenía en su cartuchera en tercer grado?
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal