jueves, marzo 29, 2007

Monstruos

-Ay, si la vieras tragándose todo el choclo ese de que la comida es un avioncito, te dan ganas de comértela entera, te juro.
- Sí, es un primor. Te felicito.
-¿Sabés que el otro día me regaló un mamarracho horrendo y me dijo que era un pato? Decime si la ingenuidad de los nenes no es un tesoro.
-Sí…qué tierna.
-¿Verdad?
- Sí, tierna…. como un lomo. Te dan ganas de cortarla a cucharita.
-Ahora tiene una nueva, dice que hay un monstruo debajo de la cama.
-¿Y le creés?
-Más o menos, pero no es el caso, lo divino es el nombre que le puso. Le puso “mamá”.
- (suspirando) Ah…
- ¿Viste? Parece que tiene tres tetas y qué se yo, y que a la noche le canta canciones de Cacho Castaña.
-Pobrecita.
- Sí, encima ahora quiere que le compre un montón de sacaleches. Dice que debilitan al monstruito ¿viste? Y bueh, una que le quiere dar todos los gustos... No sabés, durmiendo toda cercadita por los sacaleches, parece un ángel. Pero el problema fue a la noche siguiente.
- ¿Por? ¿Qué pasó?
- Como que en la cabecita de ella se le ocurrió que los sacaleches pierden fuerza con el uso, y quería que fuera a comprarle unos nuevos. Pero ahí me puse firme, le mostré las fechas de vencimiento al dorso y le expliqué que en esta casa no llueve el dinero.
- Lo bien que hiciste.
- Y yo no sé… se puso como loca y esa misma noche le creció una cuarta teta al monstruo.
- Ah, qué macana, che.
- No hubo más remedio que salir a buscar una farmacia de turno. ¿Y vos te pensás que a Carlos lo vas a sacar de la cama cuando su hija más lo necesita?
- Claro, no. Con Pedro es igual.
- Después, claro, se arma la podrida porque vuelvo con el raspón en el Falcon.
-¡Hombres!
- Cuestión que me tuve que ir hasta la farmacia esa que queda en Pasaje de la Piedad y Humboldt, una muy bonita, con el mostrador de algarrobo y que tiene los remedios en frasquitos marrones como los que se usaban antes. Quedaba lejos, pero yo creo que me tocó una varita mágica esa noche. El farmacéutico, un amor, cuando voy y le pido que me de todos los sacaleches que tenga me mira fijo a los ojos y se va para el fondo sin decir palabra. Se ve que yo no era la primera que le venía con un pedido así. Vuelve y me trae esta maravilla entre las manos, ideado especialmente para infantes. Tres gotitas en la papilla y te duerme toda la noche.
-Como un angelito
-Una ternura.

Guardo mercurio suelto


miércoles, marzo 28, 2007

Pero que fea lluvia! ji ji ji ji ji

Agua de esa que ni fu ni fa pero que te ensancha la puerta del patio trasero y ojalá estés del lado de adentro porque sino andá vos a pelearte por la cucha con el Bobby. Una lluviecita de esas que a pura cara de yo no fui, se abre camino hasta los sillones sin waterproof y fuiste, ya nada les va a sacar el olor a humedad. Pero muy sobre todo, un chaparroncito bien oportuno que, seca la ropa ya en el tender, te agarra en esos cinco minutos críticos en los que pensaste "si total no tiene patitas, no se va a ir a ningún lado".
Que te garúe finito, eso. Nada de tormentas, la lluvia a la que me refiero es una bien pedorra y en formato dicho popular. Ningún paroxismo-diluvio-redentor, ninguna precipitación melodramática de esas que, al final, sólo traen alivio. Yo te estoy hablando de una lluvia bien pero bien aburrida. Algo así como si te lloviera, ponele, un aluvión de vendedoras de bombachas una semana después de su cumpleaños, o, quizás, una maratón de telefilmes domingueros con mala recepción, telefilmes con lluvia electrónica.
¿Vas entendiendo a lo que me refiero?
Que te garúe finito pero infinito. Imaginate que te garúa diez años seguidos, hasta que te olvidás lo que es llevar un buen peinado de peluquería y el vestido nuevo lo tenés que llevar con botas de goma. Que el agua se te meta en la antena del televisor y sólo puedas ver Utilísima Satelital, eternamente.
Ah… ¿vas viendo el calibre de tragedia cotidiana que te planteo?
¡Una garúa finita infinita! Imaginate por ejemplo el tránsito… Los subtes los tendrían que cancelar, maldito arroyo Maldonado, y el túnel Cabildo-Santa Fe se cruzaría a nado. Tu viejo sueño de cintas transportadoras en las veredas se volvería tristemente ridículo, obsoleto, y estaríamos todos condenados a caminar, como vacas, como animales perdidos. Porque si no hay diluvio tampoco hay arca de Noé y supongo que lo que más o menos vendría a concluir es que una garúa así, finita infinita, te deja de a pie.

domingo, marzo 25, 2007

ah... los colectivos...




Guillermo Martínez, Infierno Grande

jueves, marzo 22, 2007

sexo? drogas? demasiadas drogas?

"Todo lo que usted nunca quiso saber sobre el sexo y jamás osó preguntar"
Una investigación cientrífica ficcionada en dos cuadros
Un docudrama marplatense
Un melonoticiero sobre dos focas feliz


Sólido terreno...
Verdad?
Señora?

domingo, marzo 04, 2007

Exibit B

“Lo que es más, el dibujo del cuaderno de tercer grado (exibit A), no sólo ayuda a sostener la hipótesis, sino que tambien demuestra una deficiencia motriz común a todos los grandes cientificos e investigadores. !Mazeltov!”

Sabemos reconocer el verdadero calibre de la bala:
bla bla blaaa bla blaaaa blaa DEFICIENCIA MOTRIZ bla bla elolos elolos rabal rabal bla.

Fácil es prever que también en esta ocasión nuestras ágiles mentes (y sutiles cuerpos) hubieron de anteceder el siempre mal asestado golpe del enemigo.
Dado sería de los más perspicaces intuirlo ya: elemental mi querido watt, una vez que nuestras bienamadas y caprichosísimas hipótesis ascendieran a su merecido estatuto de teorías, las pérfidas huestes de la inverdad no podrían sino encargarse de difamarnos ubicándose ellas en el sinuoso campo del arte.
Olvidaban un detalle: la inquebrantable perfrección de nuestro sistema.
Era junio pero ya lo sabíamos todo. Tomamos, pues, nuestras gafas protectoras, y procedimos a la tarea del autorretrato.



Sabíamos exactamente lo que hacíamos